miércoles, 21 de diciembre de 2011
Aun sigues siendo el motivo de mi sonrisa.
Dibujar su inicial por todos lados, e incluso en tu mano. Sonreír cuando te habla como si fuera lo más gracioso del mundo y decirle con esa vocecita que solo te sale con el, que es tonto. Obsesionarte con sus mensajes interminables. Creer que su olor ha de formar parte de cualquier molécula de oxigeno que inspires, que sus pupilas y su iris van a acabar de trastornarte, porque esos ojos marrones son encantadores. Tararear esa canción porque así te acuerdas de él en todo momento. Eso, eso exactamente, es de lo que te hablaba.
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